La noticia se conocía esta mañana. Jolla, la empresa que se encuentra de Sailfish OS, trabaja mano a mano con Rusia para crear un nuevo sistema operativo que rivalice con Android en el país caucásico, donde al menos nueve de cada diez teléfonos móviles funcione con la plataforma del gigante de Mountain View. Los planes caucásicos no paran ahí sino que ha tendido puentes con otros países como Brasil, China o India para que participen en el proyecto. Todo con el ambicioso objetivo de reducir la cuota de mercado del sistema operativo de Google al 50% en tan solo una década.
Este objetivo, el de poner en juego un nuevo sistema operativo, comienza a ser una hoja de ruta un tanto recurrente en la industria del móvil. Sin embargo, cada vez que leo una noticia de este tipo, me pregunto si realmente puede haber en el corto plazo un sustituto para Android y en menor medida para iOS.
Creo que ambas plataformas no son comparables puesto que ésta última está asociada a una sola marca. En el caso de Android solo hay que echar un vistazo a algunas de sus estadísticas para darse cuenta de la magnitud global de este soporte. Según cifras de IDC publicadas el pasado mes de febrero, cuenta con el 81,5% del mercado.
Intentos anteriores para sustituir Android
En el imaginario colectivo del gremio de la tecnología hay ejemplos frescos de los que han intentando hacer frente a este ya tradicional reparto de poder del mundo de los ‘smartphones’. Firefox OS lleva tres años plantándose en el Mobile World Congress sin haber presentado grandes avances.
A pesar de contar con el respaldo de algunas de las mayores operadoras del mundo, entre ellas Telefónica, de momento no parecen haber tener mucho recorrido, más que en algunos mercado emergentes con terminales de bajas prestaciones.
En ese camino han decidido abrirse a otros dispositivos, como televisores gracias a acuerdos firmados con Panasonic y Foxconn, entre otros. El otro ejemplo es Windows Phone. Está claro que los de Redmond llegaron tarde al mundo móvil y su asociación con Nokia, ahora convertida en su división móvil, tampoco dio el rédito que esperaban. A día de hoy, apenas suponen el 2,5% del mercado en España. En medio de esa panorama, la compañía ha decidido abrir una puerta a los desarrolladores abriendo un canal para que en Windows 10 puedan adaptar fácilmente sus creaciones para Android o iOS. Otros que ahora lo intentan son Jolla o Ubuntu, una iniciativa que ha atraído a fabricantes como BQ o Meizu.
Pero ¿puede o no haber sustituto para Android?
Pero, ¿puede haber realmente un sustituto para Android? Creo que no. Google realizó un movimiento maestro en su momento, asegurándose de paso la supervivencia de su modelo de negocio durante unas décadas al conseguir trasladarse del ordenador a nuestro bolsillo.
Google ha creado una plataforma que puede ser utilizada y personalizada ampliamente por los fabricantes, que no tienen que gastar grandes sumas de dinero ni invertir excesivo tiempo en crear su propia solución, algo que al final agradecen en un mercado que cuenta con un ritmo tan frenético como el de los smartphones. También pueden surgir problemas de patentes teniendo en cuenta lo sensible que ha resultado ser el tema de la propiedad intelectual en el gremio de la tecnología en los últimos años. Además que alguno de ellos comience a apostar claramente con una
En el lado del cliente, el usuario ya se ha familiarizado con la plataforma. No hay que olvidar la enorme cantidad de aplicaciones que ya están disponibles. No se trata de una mera cuestión de marketing, sino que muchísimas personas tienen asimiladas que solo existen dos plataformas completas. O Android o iOS.
Además hay que tener en cuenta la existencia de Google Play Services. Una plataforma con la que los de Mountain View han conseguido que la integración entre todos sus productos sea más completa y al mismo tiempo permitiendo a los desarrolladores aplicar las últimas novedades.
El gran reto: los próximos objetos conectados
El reto de Android no viene dado en los dispositivos móviles, donde es impepinable que goza de una salud de hierro. El mayor desafío es culminar con éxito la transición a los nuevos objetos susceptibles de ser conectados.
Desde las televisiones hasta los coches, pasando por relojes o diferentes elementos del futuro hogar conectado. Y aquí la actividad está siendo frenética. Solo hace falta echar un vistazo a lo que ocurre con Android Wear. A pesar de disponer de esta plataforma, fabricantes como LG o Samsung han decidido experimentar con WebOS y Tizen, respectivamente, para explorar nuevas posibilidades con aparatos que aún no han definido su alcance. Como reacción a esto, Google podría anunciar en su próxima conferencia de desarrolladores soporte para llamadas, de la misma manera que el Urbana LTE o el Gear S. Samsung ya ha dicho que Tizen es para ellos un importante punto para prepararse de cara al Internet de las Cosas. Es decir, que el éxito en los smartphones de Android no significa que lo tengan asegurado en el resto del ecosistema.
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